“El verdadero petróleo es el cacao”, dice la emprendedora que aún sueña con despachar su producto a Francia y gestiona los permisos, aún sin éxito.
“Esto en Europa te lo quitan de las manos”, insiste la dueña de Kirikire, sosteniendo una barra con muy poca azúcar y 70 por ciento de cacao. Lo que a la vista da la impresión de que será un sabor rudo o amargo, resulta dulce y frutal en el paladar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario